Por Paulina Flores
Morales, Manuel Montoya y Luis Rivera Ramos
Son las 3 de la
tarde en el call center que está por
la Plaza Río, tocó la hora del almuerzo y se encontraron en el comedor Liza y Carolina.
Carolina tenía días pintando una obra de arte, entonces ve a su compañera y se dirige
a ella para mostrarle cómo quedó su pintura y Liza le da su opinión sobre la
pintura.
- Hola Liza, ¿Cómo estás?
- Hola, muy bien y tú.
- Qué bien, mira te quiero enseñar un cuadro que pinté
en la semana.
Entonces Carolina
saca su celular y le muestra las fotos.
- Um… pues creo
que la pintura se ve bien, pero por qué no pintas paisajes naturales u otro tipo
de pinturas. Perdón amiga, es que ya sabes que soy atea y no acepto los dogmas
y ese cuadro no me gustaría ponerlo en mi sala.
- Pues pinté a Jesús pues yo sí creo que murió por
nosotros los pecadores, eso me lo enseñaron desde niña.
- Pues todos sabemos cómo se impuso ese dogma y creencias.
- No ofendas mis creencias por favor.
Alexa, una chica
colombiana y radica en Tijuana que trabaja en el call center, de personalidad alegre, soñadora y optimista,
interviene.
- Momento amigas, ¿por qué la discusión?
Liza y Carolina le
explican el motivo, a lo que ella responde.
- Hay personas que creen y otras que no, pero todo está
en el punto de vista de las personas, eso no tiene que dividir nuestra amistad.
- Bueno Alexa, yo también pienso lo mimo.
- Sí, pero Liza me ofendió con su comentario.
- Yo nomás te di la opinión que me pediste.
- Claro Carolina, pero si vas a seguir pintando tienes
que aceptar las críticas negativas.
- Pero no me gusta que hablen mal de mi religión.
- Bueno amigas como esto es un tema que hasta separa a
las personas mejor les propongo algo.
- ¿Qué?
- Olvidémonos hoy de esto y que les parece hacer algo
juntas hoy saliendo del trabajo.
- ¡Me parece bien!
- ¡Muy de acuerdo!
- Pues ya está
chicas, nos vemos en la salida.
FIN
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